sábado, 2 de marzo de 2013

Las gafas de pasta sirven para ocultar el fracaso sexual

gafas de pasta
foto: Marco Michelini


    No entiendo cómo se realizan estudios sobre las materias más disparatadas, muchos de ellos pagados con dinero público, y no se aborda por fin uno sobre la actividad sexual de los gafapasta, de indudable interés para la sociedad. Me aventuro a pronosticar que demostraría el escaso éxito en esta cuestión de este grupo social.

    Los gafapasta nacen, crecen, se masturban, y mueren. A veces sustituyen la masturbación por una película de Isabel Coixet. O de Michael Haneke, o de cualquier otro director laureado en los festivales de cine, adulado por la crítica, y cuyos trabajos puedan verse en versión original. Da igual que el idioma de la película sea el inglés, que en principio todo buen gafapasta debe dominar, o el coreano: lo importante es no mancillar con el doblaje una obra de arte. Y también demostrarse a sí mismos y al mundo que en la dificultad, en lo correoso, reside el placer.

   Esta es la principal característica que define a estos individuos, además de su fealdad. Ellos pueden disfrutar del verdadero cine y de la alta literatura, o de cualquier otra expresión artística que por su complejidad no esté al alcance de la mayoría de los mortales. Ellos poseen la inteligencia y la sensibilidad para emocionarse allí donde otros sólo ven un simple tostón o una tomadura de pelo. Se saben superiores al resto y no se molestan en disimularlo.

  Sin embargo, en cualquier manual de psicología descubriremos que los aires de grandeza y la arrogancia son manifestaciones típicas de quien en realidad tiene su autoestima por los suelos. Quizás estos amantes de la cultura querrían amar a una persona de carne y hueso, ser abrazados por ella en lugar de por la frialdad del cine de autor. Probablemente hubieran preferido ser unos niños y adolescentes con más amigos y haber ligado más, ser mejor valorados por una sociedad hacia la que sólo pueden mostrar resentimiento. Incluso su propia familia habría colaborado en esa cruel indiferencia que siempre han padecido. Lo que para muchos resulta fácil y cotidiano para ellos está vetado, condenados a refugiarse en su búnker de soledad y masturbación no deseada.

   Mientras no se haga un estudio en profundidad todo son hipótesis, pero creo que a los gafapasta les iría mucho mejor si arrojaran sus gafas y sus prejuicios muy lejos y aprendieran a vivir con más alegría.

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